CAPITULO IV
Síntesis
Hermética
Dice
Hermes: “Aquéllos que leerán
mis
libros encontrarán el contenido
clarísimo
y simplísimo, mientras
en
realidad éste es oscuro y oculta
el
verdadero significado de las palabras”.
“La Inteligencia, Dios ha
querido ponerla en medio
de las almas como premio a
conquistar”.
“La Inteligencia,
Dios ha querido ponerla en medio
de las almas como
premio a conquistar”.
Dice Poimandres a
Hermes: Concéntrate sobre aquello que
quieres saber y yo te instruiré.
Yo soy la Inteligencia suprema.
Ya sé lo que tú quieres y doquiera que sea yo estoy
contigo.
Dios Padre, de la
Inteligencia, emana el Hijo, que es
el Verbo Luminoso,
Palabra de Dios.
La unión del Padre e
Hijo es su vida.
Comprende la Luz y conócela
La Luz Primaria, la Mente que precede la naturaleza deforme compuesta por los cuatro
elementos, a través del soplo, produce el Todo.
El Arquetipo es la forma
primordial anterior al principio indefinido.
La Mente Andrógina, Luz y Vida, Dios
Padre, mediante el Verbo genera:
1) La 2ª Inteligencia Creadora, Dios del fuego y del espíritu (Soplo),
forma:
7
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Ministros
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Mundo Sensible
|
|
Tierra
|
=
|
hembra
|
principios
|
sin
razón,
|
Agua
|
=
|
generador
|
|||
cuyo
gobierno es el
|
|||||||
36
|
Décadas
|
Destino
con movimiento
|
Fuego
|
=
|
madurez
|
||
los
ejes
|
rotatorio,
infinito
|
Aire
|
=
|
soplo
vital
|
- De la rotación de
los elementos nacieron los animales sin razón.
2) El Hombre (semejante a Dios), que
|
|
-
|
mortal en el
cuerpo
|
se enamora de la
naturaleza
|
-
|
inmortal en la
esencia
|
|
y viene concebida
la forma
|
-
|
sometido al
Destino
|
|
(privada de razón).
|
-
|
superior y esclavo
de la
|
|
A través
|
armonía del mundo
y del sueño
|
||
Deseo‑Energía‑Concepción,
|
-
|
varón y hembra
como el Padre
|
|
la Naturaleza
envolvió al hombre.
|
- de la Vida se hizo
> el alma
- de la Luz se hizo
> la mente, inteligencia
Siendo el Hombre de
la misma naturaleza de los siete Ministros, hechos de Fuego y de Soplo, reveló
a la naturaleza inferior la imagen de Dios y las energías de los siete
Ministros.
La Providencia,
voluntad de Dios, divide la Androgeneidad, establece las Generaciones.
“El hombre, que
tiene la inteligencia conózcase a sí mismo, para llegar al Bien Perfecto. Pero
aquél que por error del amor, amó el cuerpo, va errando en las tinieblas,
sometido, por los sentidos, a las condiciones de la muerte”.
Ascensión del Hombre
- Se disuelve la forma que se consigna a la
Transformación.
- El Carácter pierde fuerza y es consignado
al Demonio.
- Los Sentidos vuelven a sus energías y en
ellas se confunden.
- Pasiones y Deseos vuelven en la naturaleza irracional.
Elevación hacia la
Armonía de las esferas, abandonando:
en
la 1ª zona: facultad de crecer y
disminuir.
2ª
zona: industria
del mal y del engaño que se vuelven impotentes.
3ª
zona: la
ilusión del deseo.
4ª
zona: la
vanidad de mando que no puede ser satisfecha.
5ª
zona: arrogancia
despiadada y temeridad presuntuosa.
6ª
zona: atadura
a las riquezas.
7ª
zona: mentira
insidiosa.
en
la 8ª zona: quedados con el
poder divino, es el retorno a Dios para aquéllos que poseen la Gnosis, bien
supremo.
El Agente del TODO
tiene por:
Origen = Dios
Esencia = Eternidad
Sustancia = Mundo
EL MUNDO es obra de
la Eternidad, que le confiere Orden, en continuo devenir indestructible.
La fuerza de DIOS es
la eternidad que da al mundo Inmortalidad y Permanencia.
GENERACIÓN Y TIEMPO:
en el Espacio
inmutables e incorruptibles, sobre la Tierra mutables y corruptibles.
DIOS está en la
MENTE que está en el ALMA que está en la MATERIA.
DIOS es el alma de
la ETERNIDAD que es el alma del MUNDO.
El ESPACIO es el alma
de la TIERRA.
El Alma es inmutable
en el espacio mientras, en la Tierra, se transforma con la Generación.
El Cuerpo Universal
está colmado por el Alma, colmada por la Mente de Dios, que llena el interior,
envuelve el exterior y da vida a todo.
La Eternidad sostiene el Mundo
mediante Providencia, Necesidad y Destino.
Dios (el No -
semejante, Sólo, Único) es continuo operar y ésto es el Continuo Devenir. DIOS
no ceda a nadie parte de Su fuerza. Él es el agente de la vida, de la
inmortalidad, de la transmutación.
|
- de las 7 esferas dispuestas en orden
inmutable que siguen órbitas diferentes y colman la eternidad.
|
|
Es el regidor
|
||
- de la Energía de la cual se expande
la Luz que reina por doquier, nacida de la combinación de los contrarios y de
los no-semejantes.
|
||
El Sol, instrumento de la naturaleza,
transforma la materia inferior, precediendo a los demás.
El Alma llena y mueve todo,
con orden.
Los movimientos
individuales de los cuerpos compuestos de alma y de materia son múltiples, pero
el movimiento común es único, por lo cual sólo puede existir un único Dios, un
solo orden.
La Obra de Dios es suscitar
todo aquello que nace y nacerá, esta es la Vida, la unión de Mente y Alma. En
la obra de DIOS es inmanente, siendo creador y creación.
La Muerte es la rotura de la
Unidad.
|
de Dios es la
Eternidad
|
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La imagen:
|
de la eternidad es
el mundo
|
|
del Mundo es el
Sol
|
||
del Sol es el
hombre
|
|
cambio —> conversión
|
|
El Mundo está
afectado por
|
||
ocultación —> renovación
|
La Forma de Dios es
todas las formas de cuerpo y de pensamiento.
El hombre no puede
vivir sin la vida, Dios no puede vivir sin producir el Bien.
Sólo el semejante
comprende al semejante. Para comprender a Dios es necesario salir del cuerpo,
devenir incomensurables y eternos, inmortales, conocedores de cada sabiduría,
elevarse y descender más allá de cada límite, recoger en sí todas las
sensaciones de lo creado, estar en todas partes y en todo tiempo, y abrazar
todo esto en la propia mente.
La Mente se ve en el
pensamiento. Dios en la creación.
Es virtud de Dios
vislumbrarse por doquier.
Apariencia y verdad
El hombre que es
imperfecto, no puede tener el atrevimiento de discutir sobre la Realidad. Sólo
Fuego, Aire, Agua, Tierra, son puros y reales en la propia esencia. La ilusión
es parte de la Verdad porque todo aquello que acontece aquí abajo, está en
relación con la Realidad Superior. Se vuelven modelos de la Realidad sólo
cuando reciben el influjo de lo alto. No hay ninguna verdad sobre la Tierra,
salvo para los hombres a quienes es dado, por Dios, alcanzarla. Por
consiguiente las cosas terrestres son mentira, error, ilusión, aparentes como
un retrato.
Sólo lo eterno es
real. Después el Unico y Primero, reconozco sólo al Sol cual Creador. El Sol
plasma el mundo, rige y produce todas las cosas y es real. La Providencia ha
sumergido al Creado en la corrupción y durante cada generación se encamina al
renacimiento.
Para vivir
convenientemente, hijo mío, cultiva la Sabiduría aplicándote a la meditación.
Aquél que logre comprender la naturaleza de las cosas existentes, como fueron
dispuestas, por quien y para qué fin, rendirá gracias al Creador, demostrará
donde se encuentra la Verdad, que cosa es, y su comprensión estará en relación
a su saber. El sendero que conduce el alma a la Verdad es la Sabiduría, aún si
es penoso para el alma encerrada en el cuerpo, porque está en lucha entre más
contendientes.
Percepción sensitiva y mental
En cada ser, la
percepción sensitiva está fundida con el instinto natural, mientras en el
hombre a ésta se añade la percepción mental. La sensitividad está en estrecha
relación con la mente, así como Dios está con el Acto Divino. El Acto Divino
emana de Dios, la percepción mental con la mente que es hermana del hablar.
Percepción mental y hablar se completan recíprocamente. La percepción sensitiva
opera en el cuerpo y en la mente y cuando las dos partes concuerdan, el objeto
elaborado por la mente se vuelve palabra. Esta concepción podrá ser en maldad o
en Piedad, que es conocimiento de Dios. Sobre la Tierra, el hombre que posee la
Gnosis es escarnecido y matado, pero él sabrá soportar viendo todo en la Luz de
la cordura y sabrá mutar los males en Bien. Cada cosa generada por el Bien se
vuelve diferente según el uso que se hace.
También el Mundo
posee sensibilidad e inteligencia mucho más potentes y puras con el cometido de
crear todas las cosas y, luego, hacerlas entrar nuevamente en el Ente Creador.
El Mundo es el Cosmos, el Ornamento de todos los seres con el acto constante,
la variedad de las especies, la continuidad de la vida, el movimiento rápido de
la necesidad, la combinación de los elementos, el perfecto orden de las
generaciones. Este ha sido creado para recibir las semillas divinas,
conservarlas, producir todas las cosas, disgregarlas y removerlas. Este sembrador,
a través de su actividad, concede a los seres disolutos la renovación.
Los Cuerpos son
diferentes puesto que son formulados en modo más o menos complejo por los
cuatro elementos.
En todos los seres,
percepción visiva y mental provienen de fuera y se insinúan en estos bajo el
impulso de la envolvente que contiene al Universo, mientras el Mundo las posee
desde la génesis.
Dios mismo es
percepción sensitiva y mental, y todos los seres dependen de Él, tanto si son
activos con el cuerpo, con la psiquis, a causa del soplo, o que sirvan de
receptáculo a todo aquello que está privado de vida.
Dios contiene a
todos los seres y los genera.
Sensitividad e
Inteligencia de Dios son el movimiento de todos los seres eternamente.
Todo ésto, hijo mío,
parece verdadero a aquél que posee el Conocimiento, a los otros parece
increíble, porque conocer significa creer.
La enseñanza no
puede llegar hasta la Verdad. La mente, sin embargo, es potente y consigue,
guiada por la enseñanza, llegar a la Verdad, al menos hasta un cierto punto del
camino. Entonces, habiendo abrazado en visión de conjunto, todos las cosas y
encontrándolas en armonía con las interpretaciones de la enseñanza, la mente
vuelve a creer y se reposa en aquella atrayente fe.
EL CONOCIMIENTO
Dios no ofrece imágenes
sensibles, sino que da la imagen sensible de cada cosa.
Puede aparecer a los
ojos de la mente, que ve lo oculto, porque no vemos y no tocamos el
pensamiento.
Él ha creado el
mundo del orden y el orden del mundo.
No existe estatua y
cuadro sin escultor y pintor. Nada existe sin hacedor y Dios, permanentemente,
existe creando todo.
Todo está en tí y
todo viene de tí, tú eres todo aquello que Yo Soy, todo aquello que fué, que
es, que será. Él es la causa de la vida y del Bien. El Sol es Padre de aquello
que participa en el ser.
Dios es el Hecho
Existencial y Él exige con insistencia que todo sea visto.
Nuestros antepasados
conocieron este esplendor.
El Conocimiento
Supremo es el sagrado silencio, la inhibición de todos nuestros sentidos.
Quien lo ha alcanzado,
ya no puede pensar otra cosa, ni contemplar ni oir hablar de otra cosa y ni
siquiera mover los miembros de su cuerpo. Desligado de todos los vinculos de
los sentidos, el ahora está inerte, mientras la luz que inunda toda su mente y
toda su alma, lo libera de las ataduras del cuerpo y lo transfigura en la
esencia.
DIOS
Dios es la causa de la Mente, del Soplo, de la Luz. Dios
es Padre y Bien.
Bueno es aquél que
lo da todo sin recibir nada a cambio. El bien no puede estar en aquello que
nace sino solamente en lo engendrado. En el hombre el Bien no aparece si no es
en combinación con el Mal, de modo que el Bien se contamina y se vuelve Mal,
con dolores, sufrimientos, concupiscencia, ira, errores, ilusiones. Si buscas a
Dios, busca lo Bello, porque el camino que conduce a éste es la Piedad, unida
al conocimiento.
El hombre, rodeado
por todas partes del mal, se alimenta insaciablemente de él y temiendo
perderlo, hace de todo para conservarlo y acrecentarlo. Así son hechas las
cosas de los hombres que consideran buenas y bellas, que no podemos rehuir, ni
odiar, y sin ellas no podríamos vivir. Este es el peor de los males.
Ser
Conscientes=Conocer=Creer=Tener Fe.
La Mente, guiada por
la enseñanza llega a la verdad, abraza el conjunto, lo encuentra en armonía con
la enseñanza, muda de opinión (Redención), reposa en la Fe.
EL MUNDO
El Mundo es bello pero no
Bueno.
No tuvo comienzo,
fué siempre y es Continuo Devenir.
La inmovilidad es
Esterilidad. Todo aquéllo que se mueve, vive.
El Mundo queda
inmutable, pero todas sus partes se transforman.
La esencia de los
cuerpos inteligibles es una, mientras que cada cuerpo es múltiplo. Los cuerpos
compuestos, transformándose continuamente los unos en los otros, conservan
intacta su identidad y en ellos rige el número correspondiente, sin el cual no
puede haber ni constitución, ni combinación, ni disolución.
La Mónada, la Unidad,
principio y raiz de todas las cosas, constituye todos los números, pero no está
constituida por ninguno.
Lo Generado es
imperfecto, divisible.
La Materia es el receptáculo
del devenir que es el mundo en que se explica la actividad de lo Creado o
Pre-existente, de Dios.
Acogiendo la semilla
del devenir, la materia comenzó a ser, nació mutable y vistió diferentes
apariencias.
Preside la materia
aquél que modela las imágenes de que se reviste la materia, configurándose.
La materia, no
siendo creada, no tiene forma; nace mientras se configura.
El Mundo, en su
conjunto es la plenitud de la vida.
Nada muere: la
disociación de una mezcla tiene como fín el renacimiento, el cambio.
El Mundo es el 2º Ser, conservado, nutrido,
vuelto inmortal.
El Padre adornó su
creación colmando a los cuerpos de inmortalidad para hacer de forma que la
materia, en el caso de deber separarse de los cuerpos, no retornase al desorden
primitivo.
La confusión sólo
reina entre los seres vivientes terrestres.
Los cuerpos celestes
siguen un orden único, que queda constante para permitir a cada cuerpo, el
reintegrarse. La reintegración conserva los cuerpos terrestres. La disolución
les restituye a los cuerpos indisolubles, inmortales.
Hay desaparición de
sensaciones, no destrucción de los cuerpos.
EL HOMBRE
El Hombre es el 3er. ser, a
imagen del Mundo, pero dotado de Mente.
Tiene relación de
sensación con el 2º Dios (Sentidos) y de relación mental con el 1º (Mente), que
es el Bien=Ser incorpóreo e inteligente.
La Sensación es el principio de
la vida, con el nacimiento.
El Olvido es el principio de
la muerte, no el mutamento.
El hombre,
consustancial a Dios, es inmortal gracias a la Mente.
La Necesidad preside las
manifestaciones de Dios.
La Providencia regula aquello que
ha sido hecho y que se hace.
Naturaleza,
Necesidad, Providencia= son los aspectos del Orden Universal.
El Bien hace
permanecer el conjunto de:
Mundo
con: espacio, tierra, agua, aire.
Dios
con: Vida, Inmortalidad, Necesidad, Providencia, Naturaleza, Alma, Mente.
Adorar a Dios quiere
decir no ser malos.
|
malo - porque
inmortal
|
|
El Mundo no es
|
||
bueno – porque
mutable
|
El Hombre no es ni
bueno ni malo porque es mutable y mortal.
¡Que maravilla es el
Hombre!. Pasa por el Mundo como si fuese un Dios. Ama a los seres a él
inferiores y es amado por los superiores. Plasma la materia. Con la velocidad
del pensamiento se mezcla a los Elementos. Con la agudeza de su saber explora los
abismos del Universo.
|
el alma: el
movimiento continúo universal
|
|
Hay dos alimentos
|
||
del cuerpo: agua,
tierra
|
El Soplo que llena el
universo, se expande en todos los seres animados y les da la vida.
El Hombre recibe el
Soplo y la Mente, para intuir al divino y es la quinta parte que proviene del
Todo y se añade a la naturaleza cuaternaria del Hombre.
Pero no todos
alcanzan la Sabiduría: no consiguen ver en la naturaleza de las cosas, se dejan
arrastrar por las ilusiones, que generan perversidad en el alma, privándoles de
la Mente. Sólo al Hombre Dios concedió la Sabiduría.
Dios generó primero
los Dioses Astrales, luego los Hombres. Los Arquetipos Astrales son inmortales,
pero Dios les impuso la Mente para salvaguardar la unidad de su plano. Confirió
al Hombre el privilegio de la Mente para escapar de los vicios provenientes de
los elementos que tragamos y de los vicios del cuerpo que se insinúan en el
corazón humano.
|
Esencia =
unitaria, que lo hace participe de la inmortalidad
|
|
El hombre es doble
|
||
Materia =
cuaternaria, que lo vuelve mortal
|
Corresponde a la
doble función de contemplar las obras de Dios y, a través de estas, conocerLo y
cultivar ciencias y artes. Conociéndose a sí mismo y al mundo, viene a conocer
su función.
Reúne en sí los
Elementos Superiores de: Alma, Mente, Soplo, Razón aún quedando ligado a la
Tierra por su parte mortal de los cuatro elementos.
No se vuelve mérito la Piedad, consecuencia de la Bondad,
sostenida por la virtud de rechazar el deseo de todo aquello que es ajeno al
hombre, (cosas terrestres que satisfacen deseos del cuerpo) es decir ajeno a
aquello que en la naturaleza ha emparentado con lo divino.
EL CRÁTER
Dios impartió la Razón a todos los humanos, pero la
Mente ha querido ofrecerla a las almas como premio a ganar. Ha llenado un gran
cráter que ha hecho diese la vuelta a la tierra por un heraldo. “Bautizaros, si podéis, en este cráter,
vosotros que creéis ascender hacia Aquel que lo ha mandado, vosotros que
conocéis el fin para el que fuisteis generados”.
El desprecio hacia
las cosas materiales, pone en relieve la fuerza activa hacia las divinas y pone
de muestra la piedad hacia Dios que es lo contrario de la ofensa hacia Dios.
Para llegar al Uno, Sólo, debemos pasar por muchos
cuerpos, por muchos coros de Demonios, muchas sucesiones de órbitas astrales.
Es arduo abandonar
las cosas usuales presentes, para volvernos a las ancestrales y primordiales.
De la Sustancia de
Dios, la Mente se expande como la Luz del Sol, Guía benéfica de las
almas humanas, que conduce al Bien.
En los animales la
Mente coopera con su propio instinto natural. En las almas humanas se opone a tal instinto. Conduce y aflige el
alma voluptuosa liberándola del placer, origen de todas las enfermedades.
La mayor enfermedad
del alma es la ignorancia de Dios.
Las almas humanas
que no se hacen gobernar por la Mente sufren las condiciones de las almas de
los animales desprovistas de razón, las abandona a la concupiscencia, las
arrastra con la violencia de los deseos. A estas almas Dios les ha puesto el
freno de la Ley, para castigarlas y volverlas a llevar sobre el camino recto.
Todo está sujeto al Destino y nada de lo que concierne a las cosas corpóreas
cae fuera de èste, ni de bien, ni de mal, desde la generación hasta la
transformación (Causa – Efecto).
Todo es Uno, especialmente los
cuerpos inteligibles constituyen un todo único.
El Conocimiento es muy diferente de
la concepción sensitiva que se manifiesta cuando el mundo material ejercita
patrocinio sobre nosotros.
El Conocimiento Supremo es el fin de
la Sabiduría que es Don de Dios. La
Sabiduría se sirve de la Mente como instrumento, así como la Mente se sirve del
órgano corpóreo. Tanto el Conocimiento como la Sabiduría se sirven de un cuerpo
tanto inteligible como material, porque toda cosa debe resultar por oposición y
contrariedad.
Dios ha concedido al
hombre dos dones (sobre los animales) Intelecto
y palabra, de los que debe hacer uso conveniente. La palabra es común a los
hombres.
La voz es particular a cada
género de animales.
Nosotros vivimos en
Potencia, Acto, Eternidad.
Dios está en la
Razón que está en la Mente, que está en el Alma, que está en el Cuerpo.
El Cuerpo es imagen
del Alma, el Alma de la Mente, la Mente de la Razón, la Razón de Dios, y es la
Pureza que se extiende hasta el cuerpo.
LA REGENERACIÓN
Cuando la mente
puede resistir a los engaños del mundo se está listo para la Regeneración.
La Sabiduría se
manifiesta en el silencio y la semilla es el verdadero Bien.
El sembrador es el
plano divino.
Estas cosas no se
aprenden cuando plazca a Dios: solas afloran en la mente.
“Me vi compenetrado
por una forma inmaterial plasmada por la bondad divina y emergiendo de mi
despojo, me identifiqué en aquella forma. Y heme aquí diferente de aquél que
era antes, puesto que estaba regenerado en la Mente”.
No se puede percibir
mediante los sentidos aquello que es sólo potencia y acto. Para comprender la
palingenesia que está en Dios, es necesario poseer la capacidad de concebirLo.
Concéntrate y lo
conseguirás. Procura el quererlo y tu voluntad será cumplida.
Suspende la
actividad de los sentidos del cuerpo, purificados de los castigos irracionales
de la materia y nacerás en Dios. Estas son: ignorancia, tristeza,
intemperancia, concupiscencia, injusticia, codicia, error, envidia, engaño,
cólera, temeridad, perversidad. Mediante la cárcel del cuerpo, éstas someten al
hombre interior a los tormentos de los sentidos. Cuando, por clemencia divina,
se entra en comunión con la Mente, entran en nosotros: supremo conocimiento,
alegría, templanza, continencia, justicia, bondad, verdad, Bien, Vida y Luz. Se
alcanza la Década y se cumple el nacimiento mental en nosotros. Así como en un
sueño, se sale de los despojos corteza y nos volvemos compuestos de Luz y Vida.
Los doce castigos de las tinieblas
vienen expulsados por las diez Fuerzas.
La tienda de la cual se sale,
está formada por el arco del zodiaco compuesto por elementos:
los doce signos de
una sola naturaleza, pero de diferentes formas, para descarriar al hombre.
Hay parejas;
temeridad e ira y van fugadas juntas.
La Década es la generadora
del alma.
Cuando Vida y Luz se unen, nace el número de la Unidad que es el
manantial de la Década.
Década y unidad se
contienen recíprocamente.
Regeneración es el
desistimiento del pensamiento del cuerpo tridimensional.
El cuerpo sensible
de la naturaleza es ajeno a aquel de la generación esencial. El uno es
disoluble y mortal, el otro no. ¿Ignoras haberte vuelto Dios e Hijo del Uno,
como yo soy?
-Y ahora, hijo mío,
pasaré en reseña mis enseñanzas, resumiéndolas en breves máximas. No te será,
de hecho, difícil comprenderlas, si quieres recordar aquello que has oído hasta
ahora.
1) “Primero: Dios; segundo: el mundo;
tercero: el hombre”.
2) “El mundo es para el hombre; el hombre
para Dios”.
3) “¿Qué es Dios?. Un Ser inmutable y bueno.
¿Qué es el hombre?.
Un Ser mutable y malvado”.
4) “La obra de Dios es perfecta; la obra
del hombre es imperfecta”.
5) “La Mente está en Dios, el intelecto en
el hombre; Aquella es impasible, éste es pasible”.
6) “El tiempo es la Ley divina, la perversidad
es la ley humana”.
7) “Para Dios son buenas las cosas buenas,
para los hombres son buenas las cosas malas”.
8) “En lo corpóreo nada hay de verdadero;
en lo incorpóreo todo está exento de mentira”.
9) “Nada de incosnoscible en el universo;
nada de conocible sobre la tierra”.
10) “La tierra está privada de la Mente; el
universo tiene la Mente”.
11) “El universo es el elemento príncipe; la
tierra el elemento ínfimo”.
12) “El espacio sideral es el receptáculo de
los cuerpos eternos; la tierra es de los cuerpos que perecen”.
13) “Los cuerpos siderales rigen las cosas
terrestres; los cuerpos terrestres sufren el influjo sideral”.
14) “No comunican los seres astrales con los
de la tierra; los seres terrestres se informan de los astrales”.
15) “Los seres vivientes sobre la tierra no
son de ninguna importancia para los astrales, mientras que los seres astrales
son de gran importancia para los de la tierra”.
16) “Todo aquéllo que se encuentra en el
espacio sideral es inalterable; aquello que se encuentra sobre la tierra es, en
cambio, todo alterable”.
17) “En el espacio sideral nada es impedido, sobre la
tierra nada es libre”.
18) “Nada bueno hay sobre la tierra, nada malo hay en el
espacio sideral”.
19) “La justicia es la ley sideral, la injusticia es la ley
terrestre”.
20) “Todo aquello que está en el espacio es irreprensible,
todo aquello que está sobre la tierra es reprensible”.
21) “La sustancia, de por sí, es inmortal: la sustancia, en
su apariencia, está sujeta a cambios”.
22) “Todo aquello que vive no es perecedero; todo aquello
que no vive no es imperecedero”.
23) “El Ser en su conjunto es perennemente movido; ninguno
de los seres está inmóvil”.
24) “Los seres no son movidos por el Alma; el Alma mantiene
en movimiento a todo el Ser”.
25) “Todos los seres no están en movimiento; solamente el
No Ser es inmóvil”.
26) “Todos los cuerpos están sujetos a cambio; no todos los
cuerpos son disolubles”.
27) “Lo disoluble es corruptible, lo permanente e inmutable
es sempiterno”.
28) “Aquello que está en continuo devenir está, también, en
continua corrupción; aquello que una sola vez se hizo, no se corrompe nunca ni
se cambia”.
29) “El nacimiento del hombre es el fin de una corrupción,
mientras que la corrupción del hombre es el inicio de un nacimiento”.
30) “Aquello que perece, se asoma a la existencia; aquello
que se asoma a la existencia, perecerá”.
31) “No todos los cuerpos son pasibles de contaminación;
todo cuerpo pasible de contaminación es disoluble”.
32) “Todo aquello que existe está sujeto a mutamento; todo aquello
que existe no es corruptible”.
33) “Un cuerpo disoluble tiene dos tiempos: uno que va de
la concepción al nacimiento, otro del nacimiento hasta la muerte. Un cuerpo
eterno sólo tiene un tiempo: aquel que procede de la génesis”.
34) “Los cuerpos disolubles crecen y disminuyen; los
cuerpos eternos ni crecen ni disminuyen”.
35) “La materia disoluble se transforma, en la disgregación
y en el nacimiento, en materia indisoluble. La materia eterna, sin embargo, se
cambia o en sí misma o, bien, en un semejante suyo”.
36) “El inmortal no participa en lo mortal, mientras que el
mortal participa en lo inmortal”.
37) “El inmortal no entra a hacer parte de un cuerpo
inmortal; el inmortal se asocia a un cuerpo mortal”.
38) “Todo aquello que es inmortal no tuvo inicio; todo
aquello que tuvo inicio no es inmortal”.
39) “La parte sensitiva del hombre es mortal, la parte que
ha acogido la Mente es inmortal”.
40) “Todo aquello que es pasible no es, asímismo, sensible;
todo aquello que es sensible también es pasible”.
41) “Todo ser que está sujeto al sufrimiento, lo está
también al placer (y este es el caso de los mortales). No todo ser sujeto al
placer, lo está, también, al sufrimiento (y este es el caso de los seres
inmortales)”.
42) “La Providencia es el plano divino; la Necesidad es la
sierva de la Providencia”.
43) “El bien es voluntario; el mal es involuntario”.
44) “El tiempo corroe al mundo; la perversidad corroe al
hombre”.
- Si tuvieses presentes estas
sentencias, oh hijo mío Tot, también te sería fácil recordar las explicaciones
pormenorizadas que te he dado durante nuestros coloquios, puesto que éstas son
un resumen.
- Recógete, hijo mío, y escucha el
Himno de la Regeneración, que yo no te revelaría así, de prisa, si no
estuviésemos llegando al término de mis enseñanzas. Tal loa no puede ser objeto
de divulgación, sino que va protegida por el silencio. Por lo cual, hijo mío,
busca un sitio apartado, a cielo descubierto, y póstrate dirigiendo la mirada
hacia Poniente, a la hora de la puesta del sol, mientras que a la salida del
sol, te postrarás por la parte de oriente.
Escucha, pues, con recogimiento, oh
hijo mío, el antiguo secreto:
“¡Toda la naturaleza del universo oiga esta loa!.
¡Ábrete, oh tierra, y se abran las vísceras del abismo!. ¡Árboles, no agitéis
las ramas, haced silencio!. Yo voy a alabar al Dios creador, al Todo, al Único.
¡Oh cielos abriros de par en par; oh
vientos aplacaros!. El círculo inmortal de Dios acoja esta oración mía, ya que
estoy para cantar al Creador del universo: Aquel que vuelve firme la tierra,
que suspende el cielo, que ordena al agua vaporosa salir del océano y
derramarse por todo rincón de tierra habitada o desierta, para la alimentación
y la vida del género humano; Aquel que ordenó al fuego de saltar fuera para ser
empleado por los dioses y por los hombres.
Cantemos todos nosotros a Aquél que
está más allá de los espacios, al Creador de toda la naturaleza.
Él es el ojo de la Mente. ¡No
desdeñar recibir las loas de mis fuerzas!. ¡Oh fuerzas que estáis en mí, cantad
al Uno y al Todo!. ¡Cantad como yo quiero, oh fuerzas que estáis en mí!.
¡Oh sublime Sabiduría, por ti,
iluminado, canto, tu merced, la Luz ininteligible y exulto en la alegría de la
Mente!. ¡Oh Fuerzas todas, conmigo cantad!. ¡Y tú también, oh mi contingencia,
canta!. ¡Oh justicia, canta el justo!. ¡Canten todas las cosas: Verdad, canta
por mí la verdad; Bien, canta por mi el Bien!. Vida y Luz, de nosotros sale la
loa hacia vosotros.
Yo te doy las gracias, oh Padre,
Virtud de las Fuerzas. Yo te doy las gracias, Dios, Fuerza de mi virtud.
Tu Mente canta tus loas hacia mí.
Recibe, por mí, lo universal en la Mente, la oferta verbal.
He aquí lo que
gritan las fuerzas que están en mi. Ellas cantan al Todo: ellas realizan tu
plano. Tu plano de ti proviene, y a ti retorna el Todo. ¡Recibe de todos la
oferta verbal!.
¡Oh vida, redime
todo aquello que está en mí!. ¡Oh Luz de Dios ilumíname!. De tu plano la Mente
es el guía, oh creador. Tú eres Dios. Y es esto lo que el Hombre que Te
pertenece canta a través del Fuego, el Aire, la Tierra, el Agua, el Soplo a
través de Tus obras.
Yo he encontrado la
virtud de Tu eternidad y, con Tu consentimiento, el reposo que buscaba.
Merced a Tu Mente he pronunciado
esta loa”.
Los buenos frutos de la Verdad, son
brotes de Inmortalidad.
El animal humano es excesivamente
proclive al vicio que nace y crece con él.
Si el animal viene a saber que la
Tierra es obra de generación, todo sucede según Providencia y Necesidad y el
Destino lo rige todo, se volvería mucho peor, endosaría al Destino la
responsabilidad.
Quedando en la ignorancia, será
menos criminal por miedo a lo desconocido.
SINGULARIDAD DEL COSMOS
El agente del Devenir Universal de
todas las cosas generadas, es anterior a la creación.
Él genera donde volverse visible.
Comprenderlo, quiere decir admirarlo.
El Primero es Dios Creador, el
Segundo Dios es el Todo creado. El uno precede, el otro sigue.
Acto creativo y aquello que mediante
éste, es producido, no pueden existir independientemente el uno del otro. Están
íntimamente unidos.
El
Cuerpo de Dios tiene como función la generación universal. La duración de las cosas
creadas es el motivo que hace florecer el mal. Por lo cual Dios ha instituido
el cambio de las cosas creadas para someterlas a una periódica purificación.
Dios, como en un jardín, siembra en
el Universo la inmortalidad y el movimiento, sobre la tierra la vida y el
cambio. Además de estas cuatro semillas, está la generación.
Cuatro son las Causas primarias:
1ª Dios, 2ª Mente, 3ª Soplo, 4ª Materia.
El Soplo procura y mantiene la vida
en todos los seres del Mundo, órgano e instrumento del plano divino.
La Materia, naturaleza material,
posee, en sí, el poder y la facultad natural de hacer nacer y procrear,
teniendo la propiedad del principio de la generación, capaz de concebir de por
sí.
Es por ésto que el Espacio, aquello
que contiene todas las cosas, posee en sí el poder de generación universal.
Dios Supremo inteligible, rige y
guía al Dios perceptible a los sentidos, abraza todo el espacio, toda la
sustancia de las cosas, la naturaleza de los seres.
El Soplo mueve y dirige todas las
especies sensibles contenidas en el todo.
La Materia es el receptáculo de
todas las cosas, en donde todos los seres están en movimiento.
Dios llena de Soplo todas las cosas
en armonía con sus capacidades naturales.
La Doctrina del sublime es semejante
a un torrente impetuoso que supera en rapidez la atención de quien escucha y de
quien habla.
Entre lo Preexistente y la
Naturaleza, están los Dioses
Inteligibles, los Dioses sensibles,
los Demonios. Son simulacros de
cuerpos siderales, como el Sol es simulacro de Dios.
Dios genera el
Universo, así el Sol genera los seres vivientes sobre la tierra y preside a los
Demonios.
El alma de los Dioses astrales
mayores, es toda Mente.
Hay Dioses astrales inteligibles y
Dioses astrales sensibles, visibles.
Esta doctrina es tan sublime que
supera las facultades del intelecto humano.
Si no lograseis aferrarla en la
palabra del Maestro, se irá, se desvanecerá a través de la mente y retornará a
su círculo.
Hay Dioses rectores de todas las
especies.
Hay Dioses sensibles, cuya esencia
depende de un rector, tienen doble origen y producen, de un lado al otro del
mundo, todos los seres en continua sucesión. Cada uno ilumina la propia
creación.
El Usiarca del Universo, el rector
de la Sustancia, dispensa la vida a todos los seres.
El Usiarca del Sol es la Luz, que a
través del disco solar expande sobre nosotros el bien y la luz.
Los treinta y seis Decanos,
“Horóscopos”, tienen por Usiarca a la divinidad llamada Omniforme, sujeta a
perenne movimiento.
El
Soplo es el órgano, el instrumento de todos mediante el cual todas las cosas
llegan a producirse. Por eso todas las cosas resultan recíprocamente
conectadas, ligadas por una cadena de relaciones reciprocas, de lo más ínfimo
al más sublime. Las cosas mortales están ligadas a las inmortales, las
sensibles a las inteligibles.
La creación, en su conjunto, obedece
a la Suma Potestad en modo a constituir una singularidad, no una multiplicidad.
Vistos separadamente, los seres
parecen una infinidad, pero considerados en su conjunto, aparecen como una
unidad suspendida al Uno y de éste toman el origen.
Sin embargo, aparte la singularidad,
los seres revelan duplicidad, de la cual todo procede y todo es producido:
de un lado la Materia que lo
constituye todo, del otro lado el Plano Divino que decreta la diversidad de los
seres.
Dios
no tiene un nombre, los tiene todos. Un nombre es un sonido, una
vibración que sirve para expresar un concepto o un pensamiento que el hombre
concibe en el cerebro a continuación de impresiones de sentidos.
Doble naturaleza del universo:
El Creador Supremo
generó los cuerpos eternos una vez por todas. Después de haberlos mezclado
recíprocamente, los dejó en la encrucijada del devenir, como seres eternos,
creando de la Sustancia primaria que es incorpórea. El Creador de nuestro mundo
sensible es agente de una infinita generación de cuerpos disolubles y mortales
sirviéndose de materia, un producto de la generación.
La Naturaleza del
Cuerpo Universal es Doble.
|
- El flujo de alimentos que remueven el
cuerpo.
|
|
No hay vida sin
|
- El sueño, reparador.
|
|
- La función del alma que produce el
movimiento.
|
Cada cosa en el
espacio es movida por una fuerza motriz que debe superar la del cuerpo que
sufre el movimiento. El ambiente en que se desarrolla el movimiento, debe ser
de naturaleza contraria a la cosa movida.
El universo tiene
una masa en continuo movimiento.
El Espacio, que
contiene el movimiento universal, tiene naturaleza de género contrario.
Siendo inteligible,
como Dios, cesa de ser Espacio, como tal, y resulta energía capaz de contener
al universo. Dado que el móvil se mueve en lo estable, este no participa en el
movimiento.
Las esferas de los
planetas se mueven con movimiento diferenciado. Giran alrededor del mismo eje.
Una revolución
alrededor de un eje es un movimiento contenido en la fijeza, por efecto de la
fuerza centrípeta producida. Se obtiene, así, el fenómeno de estabilidad
perpetua de resistencias recíprocas, como un nadador a contracorriente.
El movimiento del universo
y de cada ser material, no es producido por causas externas, más bien por
causas internas centrífugas inteligibles, como el Alma, el Soplo.
Aquello que pone en
movimiento al objeto inanimado, no es un cuerpo sino el motor común del cuerpo
portante y del objeto portado.
El Espacio es
incorpóreo, es la Mente que todo abraza, intangible en su estabilidad.
La Mente contiene y
conserva a todos los seres. Sus rayos son el Bien, la Verdad, el arquetipo de
la Luz, el arquetipo del Alma.
El mundo inteligible
es incorpóreo y nada de corpóreo puede ingerirse en su naturaleza.
El mundo sensible es
receptáculo de todas las cualidades y formas sensibles.
Cuando habrás
conocido el todo, comprenderás, también, que el mundo sensible, junto con todo
aquello que contiene está envuelto, a modo de revestimiento, por el otro mundo,
aquel superior, inteligible.
Entre el Universo y
la Tierra se pueden percibir dos relaciones antitéticas: Ascendente, nutriente
y Descendente, generador. Comprende todos los influjos que desde el espacio
sideral descienden sobre la Tierra.
La Tierra, como
receptáculo acoge en sí todos los tipos, que luego restituye.
El Todo contiene al
Universo, pone en movimiento al Alma y al mundo material variando continuamente
el aspecto de las cosas que vienen a formarse y hace, así, que resulte una
infinidad de especies, unidas en un único conjunto. Así todo proviene del Uno a
pesar de la diversidad de los elementos que forman el mundo material, Fuego,
Aire, Agua, Tierra. Pero la materia es una sola, una es el Alma y uno es Dios.
El Espacio rige
todos los cuerpos, cuyo crecimiento y cuyo declinar son debidos al Sol y a la
Luz.
De todos los cuerpos
astrales se expanden continuamente influjos a través del mundo y a través del
alma de todas las especies y de todos los individuos, de un rincón al otro del
Universo.
La materia prolonga,
al infinito, la serie de los seres.
¿Cuál es la
sustancia de las formas sensibles del Universo?
La Materia nutre los
cuerpos.
El Soplo nutre las
almas.
La Mente es la luz
del alma humana, como el Sol lo es de la Tierra.
La Mente, junto al
Alma, forman una sustancia única, íntimamente fundida, de forma que no puede,
más, ser oscurecida por las tinieblas de la ignorancia.
Los 36 Decanos
El cuerpo que
contiene al Universo es esférico.
En el interior de la
circunferencia están dispuestos los 36 Decanos que, en el curso de la
revolución del Universo, adquieren sucesivamente la Fuerza de los Siete.
Sostienen el cuerpo
que contiene el todo y alimentan el movimiento de los otros Siete Círculos que
giran más lentamente que la esfera universal, en relación ordenada.
Los Decanos presiden
a la rotación, tanto de los Siete Círculos como la del Globo Universal.
Cual Custodios de
aquello que existe en el Cosmos, presiden a todas las cosas en el vinculo de la
unidad y cuidan el buen orden del Universo. Custodios y Vigilantes meticulosos,
no tienen los problemas de los astros y no conocen obstáculos.
Dado que los Decanos
rigen los cuerpos astrales y nosotros, hombres, estamos sujetos a los Siete, es
evidente que alguno de sus influjos “Hijos de los Decanos” se extienden hasta
nosotros, directa e indirectamente.
Esparcen la tierra
de semillas, “refugio” o rayos, algunos saludables para el genero humano, otros
máximamente funestos. Son “Demonios” o “fuerzas” emanantes de los 36.
Generan, recorriendo
el espacio, los Ipaoliturgi, Mensajeros Secundarios que hacen de siervos y
soldados, que vagan por todo el éter.
Otros cuerpos
astrales son los Cometas. Aparecen a intervalos, como mensajeros de
acontecimientos importantes o proféticos.
Los Astros navegan
en el cielo.
Las Constelaciones
están fijas en el cuerpo celeste.
Los treinta y seis
Decanos están dispuestos en las Doce Constelaciones comenzando por Aries y a
cada sucesivo Decano le son atribuidos 10º de los 360 del círculo zoóforo.
Cada Decano está
regido por uno de los Siete con dominio llamado Jerarquía de los Dioses y
domina sobre específicas regiones de la Tierra.
Las Constelaciones
fijas son doce:
Aries
|
- M - Fuego
|
= cabeza
del Cosmos;
|
Tauro
|
- F - Tierra
|
= cuello
del Cosmos;
|
Géminis
|
- M - Aire
|
= brazos
del Cosmos;
|
Cáncer
|
- F - Agua
|
= tórax
del Cosmos;
|
Leo
|
- M - Fuego
|
= diafragma
del Cosmos;
|
Virgo
|
- F - Tierra
|
= abdomen
del Cosmos;
|
Libra
|
- M - Aire
|
= nalgas
del Cosmos;
|
Escorpio
|
- F - Agua
|
= genitales
del Cosmos;
|
Sagitario
|
- M - Fuego
|
= muslos
del Cosmos;
|
Capricornio
|
- F - Tierra
|
= rodillas
del Cosmos;
|
Acuario
|
- M - Aire
|
= piernas
del Cosmos;
|
Piscis
|
- F - Agua
|
= pies
del Cosmos.
|
Siete Dioses Planetarios
Ares
|
- malévolo
|
= M;
|
Sol
|
- convertible
|
= M;
|
Afrodita
|
- benévolo
|
= F;
|
Hermes
|
- convertible
|
= Andrógino;
|
Luna
|
- convertible
|
= F;
|
Crono
|
- malévolo
|
= M;
|
Zeus
|
- benévolo
|
= M;
|
Los Dioses astrales
desarrollan sobre los seres efectos perceptibles llamados “fuerzas” o “energías”.
Estos influjos son
innatos en los cuerpos y operan mediante éstos.
No están sujetos a
Providencia y Necesidad porque el Ser Universal existirá siempre.
Los cuerpos celestes
son disolubles y necesarios cual ámbito e instrumento de los influjos.
Hacen, también, de
escolta al alma. Algunos, desde el nacimiento, adheridos a las partes
irracionales.
Otros, más puros,
aparecen con el progreso de la edad en cooperación con la parte razonable del
alma.
El alma existe
también fuera del cuerpo, mientras que los influjos, ceñidos al alma
independientemente del cuerpo, no pueden existir independientemente del cuerpo.
Ej.: cuando el alma
deja el cuerpo, éste sufre la acción de los influjos, determinando disolución y
deformación. El cuerpo mortal, pasivo, está constituido por una mezcla de
materias; el cuerpo inmortal, activo, por una sola materia.
Los influjos actúan
sobre cada cuerpo inanimado, haciendo crecer, madurar frutos, pulverizar todo
cambio.
Existe el continuo
devenir en los seres sometidos a corrupción.
También hay influjos
propios de los cuerpos divinos. Hay los universales y los individuales y
especiales. Los generales operan dentro de cada género de ser viviente, los
especiales se exhiben individualmente en un determinado ser.
En cada cuerpo
actúan varios influjos; sin los “influjos comunes” el cuerpo no podría existir
y tienen como efecto las sensaciones.
Los influjos
particulares, en las almas humanas, se revelan en artes, ciencias, trabajo,
actividad individual.
El influjo viene de
lo alto, mientras que la sensación viene de la esencia del cuerpo, acoge el
influjo y lo manifiesta, habiéndolo corporificado.
Las sensaciones
mueren y nacen con el cuerpo, con el cometido de indicar la medida del mal y
del bien procurado o sustraído al cuerpo.
En seres animados
son crecimiento y decrecimiento.
En seres animales
sólo corpóreos.
En seres racionales
se actúan conjuntamente a la razón.
En los seres animados las sensaciones son consecuentes a sufrimiento y disfrute, que son pena o placer, guiadas por la
parte irracional del alma, por consiguiente nocivas.
Hay, en nosotros, tres especies de influjos incorpóreos:
Primera especie: inteligible.
Segunda especie: opuestos
a los inteligibles, la parte que es puesta en movimiento por la sustancia
inteligible, pasa a otro tipo de movimiento.
Tercera especie: produce
el accidente que califica a los cuerpos: lugar, tiempo, movimiento, imagen,
superficie, mal, forma.
La
tercera comporta dos grupos:
1) cualidades
consideradas de manera absoluta: imagen, calor, forma, lugar, tiempo,
movimiento.
2) cualidades
características de un determinado cuerpo: propias.
Lo Racional depende de la Providencia.
Lo Irracional depende de la Necesidad.
Los Accidentes dependen del Destino.
El Plano
Divino
La Providencia es el Plano Divino
perfecto en sí, con dos fuerzas nacidas de sí mismas:
Necesidad y Destino.
El Destino sirve Providencia y
Necesidad, es servido por los astros que llevan todo a maduración, de la
naturaleza y de los hombres.
Nada escapa al
Destino, ni el resguardarse ante la fuerza inmensa de los Dioses astrales.
El Destino empuja y
arrastra cada cosa por coacción, es la causa de generación y corrupción, vida y
muerte.
Necesidad es determinación
firme. Envuelve y mantiene el Mundo.
Providencia es potencia
inmutable. Gobierna el Mundo.
La tierra disfruta,
ante todo, de la Providencia, recibiendo el influjo. El Espacio sideral
disfruta en la medida en que en ésta se mueven los Dioses astrales, con
movimiento perenne. El Destino también domina los Espacios porque los Dioses
astrales son movidos por la Necesidad.
La Providencia
predispone, el Destino es la causa de la revolución de los Dioses. Es ley
inviolable.
Destino y Necesidad
presiden la evolución de todos los acontecimientos relegándolos recíprocamente
en una cadena de sucesiones: son la causa que produce cada cosa, o el 2º Dios
creado por la Mente Suprema, es decir el Orden Universal de las cosas celestes
y terrestres.
El Destino inicia
las evoluciones, la Necesidad ordena el seguimiento hacia el fin último.
El uno y la otra informan
a la Providencia, su contenido es sucesión de todo aquello que debe realizarse
en el espacio y en el tiempo.
El Universo sigue,
se desarrolla, se mantiene, por obra de la Providencia.
Los Tres, en el
vértice del plano divino, privados de arbitrio obedecen a la coerción de la Ley
eterna, Eternidad inevitable, inmóvil, indisoluble.
El Destino hecha la
semilla; la Necesidad obliga a cada cosa a alcanzar su fin; la Providencia
establece la armónica fusión de los acontecimientos madurados por los Dos.
En el centro del
Universo reside una divinidad potentísima que, siempre despierta, vigila
escrupulosamente sobre todo aquello que hacen los humanos: la Justicia,
propuesta a los hombres.
Providencia y
Necesidad fueron propuestas a la orden de los Seres divinos, que no pueden
pecar.
El hombre está
sujeto al Destino a causa de los influjos que presidían su nacimiento, a la
Justicia por las acciones culpables en vida.
La Muerte = cumplimiento de
los años vitales durante los cuales cada parte del organismo se había agregado
en un único instrumento de vida. Es disolución del cuerpo y cese de la
sensibilidad corpórea.
Dios, Padre de todas
las cosas, ilumina al hombre con el conocimiento que es patrimonio de la Mente.
Después de haber expulsado del alma las tinieblas del error y adquirido la Luz
de la Verdad, se une a la Mente suprema.
El hombre pío es
iluminado por la Piedad, por la Sabiduría y por el Conocimiento de Dios.
A través de la Mente
percibe la razón de las cosas, supera los propios semejantes, como el Sol que
con Su esplendor domina sobre otros Dioses del espacio.
“Dios, Vida de la
vida humana, haznos perseverar en el Amor de Tu conocimiento”.
Iside
El gran Alma revela
a Horus la doctrina sagrada que el antepasado Camefis acoge de Hermes, dándole
también a ella el privilegio del Negro Perfecto.
Los cuatro elementos dependen de
un mismo resplandor.
La Tierra es dispensadora de
la materia que emana, absorbiendo sustancia de lo alto.
El Demiurgo (Artífice) Sol, inicia la sustancia con influjos
benéficos que penetran en el espacio hasta el interior de la Tierra; hace
surgir la materia y atrae hacia sí todas las sustancias, reuniendo Cielo y
Tierra.
A través de la Luz
Solar, que es el receptáculo de la Sustancia Noética, el Buen Auriga, conduce,
en carrera ordenada, el carro del Mundo.
Las riendas son:
vida, inmortalidad, alma, mente, generación, Destino.
Nutre las partes
inmortales del Mundo, dándoLe eterna primavera.
Con la Luz que envuelve la tierra, agua, aire,
crea y concede vida y movimiento a los seres con sucesión de generaciones y
transformaciones sin fin, remodeladas las unas en las otras a través de una
evolución en espiral. Este cambio produce disolución, sólo en los cuerpos
mortales.
Tiene, en torno a
sí, escoltas de Demonios, semejantes a guerreros que vigilan a los mortales y
siguen órdenes, desencadenando tempestades, destrucciones, hambre, guerra y
castigan la impiedad.
A Dios corresponde
hacer el Bien, a los hombres ser píos, a los Demonios custodiar el orden
supremo.
Funcionan desde
vehículos del dictamen radioso de los astros, a través de los influjos,
propiedad esencial de los demonios.
Tienen plenos
poderes. Provocan toda suerte de acontecimientos en ciudades, pueblos o
individuos. Buscan remodelar y dirigir nuestras almas según sus intentos,
insinuándose en cada parte del cuerpo.
Cada uno de
nosotros, apenas nacido y animado, es tomado en consigna por los demonios de
los astros que rigen en aquel instante.
Penetran en las dos
partes inferiores del alma, la arrastran según las propias inclinaciones. Sólo
la parte razonable del alma puede escapar al cepo, mantenerse libre,
receptáculo de lo divino y recibir el Rayo divino por intercesión del Sol.
Ningún Demonio o
Dios Astral tiene algún poder contra un sólo Rayo de Dios.
Este es el Destino:
nuestra vida es instrumento de los demonios.
Ordenamiento de las Tropas Astrales
El mundo inteligible depende de Dios
sensible del inteligible a través el mundo inteligible y sensible, el Sol
recibe de Dios el influjo del Bien o actividad generadora.
Alrededor del Sol y bajo Su régimen
gravitan las 7 Esferas:
1ª de las estrellas fijas
2ª
|
|
|
3ª
|
||
4ª
|
5 esferas de Dioses Planetarios
|
|
5ª
|
||
6ª
|
7ª la esfera que envuelve a la Tierra
Los Demonios dependen de estas
esferas.
Los hombres dependen de los Demonios.
Dios es Padre de todas las cosas.
El Mundo Sideral es el instrumento
de la actividad curadora.
El Espacio Sideral está gobernado
por la sustancia inteligible, gobierna los Dioses astrales y los Demonios que
gobiernan a los hombres.
Dios, creando todo, se crea sí
mismo, sin cesar de crear y de existir. Si
Dios no tiene fin, tampoco Su actividad creadora puede tener ni inicio ni
fin.
Sigue el discurso sobre el Alma de Iside
Reinó sobre la tierra una ignorancia
supina.
Muchas
almas importunaban a los Dioses Astrales, se
rebelaron e indujeron a los hombres a agredirse.
La violencia tuvo un gran desahogo
sobre los débiles, los poderosos mandaban a la hoguera hombres vivos con los
cadáveres.
Hasta que un día los Elementos, no
pudiendo contener más la indignación, decidieron recurrir a Dios Monarca y
acusaron la conducta malvada de los hombres.
Dijo el Fuego: “¿Hasta cuando tienes
la intención de dejar la vida de los mortales en la impiedad?. RevélaTe, da
Leyes a los hombres que Te temen.
Que yo pueda hacer salir del Aire el
humo oloroso hacia Ti, mientras ahora me obligan a reducir a cenizas sus carnes
y falsean, mezquinamente, aquello que es incorruptible.”
Dijo el Aire: “Soy inmundo, el hedor
de los cadáveres me ha vuelto pestilente.”
Dijo el Agua: “Dios nacido de Ti
mismo, Autor de la Naturaleza que genera toda Tu merced, ordena que los ríos y
los mares deban estar limpios, porque ahora lavan la suciedad de los
excrementos y acogen los cuerpos de los degollados.”
Dijo la Tierra: “Padre, nosotros
Elementos que estamos aquí, ante Tu presencia, de nosotros extraen el origen
todas las cosas y a nosotros hacen forzoso retorno como los rayos ungidos al
extremo límite: una chusma loca e impía de gentes, inhumanas, se ha abatido
sobre Mí, que por orden Tuyo estoy dispuesta a llevar en el regazo hasta los
cadáveres de los asesinos, dona a la tierra alguna emanación de Ti, ¡muta Mi
suerte!. Vuelve la tierra más gloriosa que todos los otros cuerpos, porque es
dispensadora de todo.”
Dios, llenando de Su Voz Suprema
todo el Universo, dijo: “¡Iros, Hijos Sagrados, dignos de un Padre poderoso!. Y
que no os venga a la mente innovar algo y ni siquiera privar al Universo de
vuestra obra.
Vendrá un Efluvio de mi Ser, que
será seguido de otros, el cual tendrá el cometido de vigilar atentamente todas
las Naciones humanas. Esto será para los hombres un juez que no podrán eludir,
un déspota absoluto, terrible, y vengativo de sus fechorías. Y todo hombre
recibirá aquello que se merecerá para sí y para su prole.”
Cuando decidió revelarse, inspiró
las criaturas con ardores de Amor, prodigó en su inteligencia una mayor efusión
de la Luz custodiada en su seno y suscitó en ellas la voluntad de volver a
buscar, el deseo de descubrir y la tenacidad de conseguirlo.
Esto no podía producirse en un ser
de raza mortal, más bien en un Alma que poseyese la relación de simpatía con
los misterios del cielo. Y tal fue, justamente, Hermes, que tuvo conocimiento
de todo. Él lo vió todo. Él vió todo el conjunto de las cosas existentes y,
habiéndolas visto, comprendió el significado y, habiéndolas comprendido, tuvo
la fuerza de revelarlo y enseñarlo.
De hecho un día, al nacer el Sol,
con los ojos vueltos omnividentes, miraba hacia Oriente, percibió algo confuso
y, a medida que lo observaba, tuvo conciencia de los Símbolos Sagrados de los
Elementos. Y aquello que aprendió Él lo redactó en Libros y los escondió,
prefiriendo mantener, sobre la mayor parte de éstos, un riguroso silencio, sin
divulgarlos, para que todas las generaciones futuras tuvieran que buscarlos.
Habló a los hombres, pero no lo
escucharon.
Queriendo dejar enseñanzas, en
herencia, a los descendientes, las confió primero al hijo Tot y luego a otros.
Finalmente depositó sus Libros Sublimes junto a los objetos sagrados de Osiris,
acompañándolos con una solemne oración:
“Hasta este momento, dilectos míos,
prescrito de la patria, viví desterrado y peregrino, y ahora me dispongo,
sereno y seguro, a retornar a la patria. Cuando, dentro de poco, me alejaré de
vosotros, desarraigado completamente de las máculas del cuerpo, guardaros bien
de llorarme como muerto. Yo, en verdad, retornaré a aquella amena y estupenda
ciudad en la cual los habitantes son todos ignorantes de la corrupción y de la
muerte. De esta cuidad solo y supremo rector es Dios, a cuya justísima
autoridad cada uno obedece, voluntariamente, en el fervor de una grandísima y
preciosísima bondad y en la plenitud de una exquisita suavidad.
Hijos míos, os digo que aquella es
la verdadera vida, en la cual, exentos de cualquier conmutación material y
unidos inseparablemente al Bien eterno, aquellos ciudadanos son verdaderamente
bienaventurados. Os aseguro, oh dilectos, que éstos gozan felices aquella vida
sin más temor a conmutarse y en la certeza del eterno Bien. Estos se lo merecen
con el ejercicio, en vida, de la verdadera justicia y de otras virtudes.
De hecho, ésta que por muchos es
considerada como la única vida, convendría, más bien, considerarla una muerte
verdadera en vez de una verdadera vida. Yo la llamaría, más exactamente, no una
sola, más bien tantas muertes, cuantas son en vida las ofensas a la sabiduría,
a la suma divinidad, cuántas son las tinieblas de la ignorancia, cuántas las
faltas a las sagradas promesas y las tantas otras deficiencias de esta
naturaleza humana.”
Y percibiendo las lágrimas en los
ojos de los reunidos y de los discípulos, Trimegisto los apremió: “¡Dejad de
una buena vez de llorar!. Esta disolución por la cual el cuerpo corruptible se
separa de mí, no me procura, dilectos míos, ningún dolor ni daño, mientras me concede
el glorioso retorno. No hay, en verdad, motivo de afligirse por el hecho que os
deja un padre destinado a la gloria de la verdadera vida, a un premio tan
deseado que le concederá la inmortalidad. Tengo la certeza que me viene del
conocimiento de haber cumplido con prudencia y justicia el plano de Dios.”
“También vosotros un día - continuó
Hermes con voz más fatigada - siguiendo a vuestro padre, lo volveréis a ver,
como ahora lo veis, en la verdadera patria, puesto que cada uno de nosotros,
ahuyentadas las tinieblas de la ignorancia, reconocerá fácilmente, a la luz de
aquella suma Bondad que es Dios, todos los ciudadanos del universo. También
vosotros me alcanzareis, os lo aseguro, con tal que tengáis a honra todas las
virtudes y ante todas la justicia. Os recomiendo desdeñar la idea de que existe
una pluralidad de dioses y de venerar, con todas vuestras fuerzas, solamente
Aquel, el Cual creó este complejo organismo que es el cuerpo humano y cierra
las almas en tal prisión terrena”.
Y puesto que los presentes
continuaban dando libre desahogo al llanto: “¡Callaos!” – los exhortó Hermes
con un hilo de voz “Me parece oír en mis oídos como una maravillosa música.
Nunca, hasta ahora, había oído una más dulce...Es tan, tan diferente de
aquellas melodías con las que los instrumentos musicales nos deleitan en la
hora del ocio y del recreo... No sabría realmente decir si era la misma que
producen los cuerpos siderales, girando diferentemente, o la sinfonía misma de
las Siete Esferas...”
Entretanto su rostro se iluminó todo
de singular esplendor. No dijo más palabras Hermes, cerró los ojos y su alma,
escapada del cuerpo, emprendió el vuelo imperceptible.
Hoy Bharat quita el Velo del Sagrado
Libro de la
Verdad Una y Hermes, desde el
Triángulo de Oro de la
Conciencia Universal, libera el
Principio de lo
Finito en lo Infinito y por el Poder
de la Conciencia
Universal vuelve visible aquello que
ha estado invisible.
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